martes, 19 de agosto de 2008

lunes, 18 de agosto de 2008

EL MOLESTO VIGÍA (2 de 2)

Anteriormente en ¡Yo Digo No!: “Lo cual no hace sino agravar los oportunos problemas psicológicos de Vigía. Oportunísimos y aún más convenientes.”

Oportunos y convenientes porque no ha habido guionista que haya tocado al personaje que no los haya usado como excusa para que un personaje tan supermegahiperpoderoso no arregle la situación con sus supermegahiperpoderes.

Ejemplos: Un falsamente acusado Iron Man al que persigue le inunda con infinitos mensajes de auxilio que le provocan un colapso nervioso. En otra ocasión necesita que el Capitán América le arengue para que se le quite el yuyu. En Civil War se niega a unirse a ninguno de los bandos y sólo al final se une al del manipulador Iron Man, llegando cuando todo ha acabado. Y en World War Hulk, siendo el único realmente capaz de enfrentarse al monstruo verde, se tira toda la miniserie dándole largas al tema hasta que al final se lían a guantazos. Una pelea soberbia, por cierto. Una soberbia manera de haberle dado un buen final a este personaje.

Porque al final, tanto Hulk como Vigía (en España seguimos traduciendo nombres echándolo a suertes) gastan toda su energía y quedan transformados en Banner y en Reynolds, que cae dándole las gracias a su adversario. Tate. Ha muerto. A lo Superman, cuando lo mató Doomsday. Pues no. Porque World War Hulk es la guerra mundial con menos muertos de la Historia. La guerra, a secas. Es que no muere nadie.

Vigía vuelve a aparecer en Poderosos Vengadores, y Ultrón mata a su mujer (que no estaba muerta, que estaba de parranda) para que, en su ira, esté a punto de fastidiar el plan de los héroes para derrotarle. Luego, interesantemente, parece que Vigía ha podido resucitar a su mujer. Tiene el supermegahiperpoder de resucitar muertos. Que no decaiga la fiesta.

Y en Invasión Secreta, el primer skrull que se encuentra se le transforma en el Vacío y ahí que tenemos a Vigía con sus traumas psicológicos incapaz de participar en la lucha de la que huye gritando. Otra vez.

Una y otra vez los guionistas inventan excusas para explicar por qué Vigía no arregla la situación en un pestañeo. Un problema que han creado ellos mismos y que se puede plantear de esta manera: Superman no cabe en el Universo Marvel.

El Universo DC se creó a partir de Superman. Es su personaje principal y todo encaja de manera natural alrededor de él. Y a pesar de todos su poder los guionistas siempre han sido capaces de encontrar amenazas a su nivel, ayudados por recursos como la kryptonita, la magia, y el propio carácter del personaje incapaz de abusar de sus poderes y justificando su aparente contención en su deseo, explicado en muchas historias, de no convertirse en un dios. Los guionistas de Superman han convertido una parte fundamental del carácter heroico del personaje en su principal hándicap. Y funciona.

En el Universo Marvel, bastante más desinhibido, sobre todo en los últimos años, eso no funciona. Porque el Universo Marvel se creó alrededor de Spiderman, y todos sus personajes, en mayor o menor medida, comparten su lema sobre el poder y la responsabilidad. Vigía no. Ha sido escrito como el Intervencionista Supremo. Puede arreglarlo todo, así nos lo han presentado, y su hándicap no es su moralidad, sino su doble personalidad, que no puede convertirse en su única debilidad. Pero, hasta la fecha, lo es.

El Vigía, tal y como está escrito, no pega en el Universo Marvel y, o le dan un arreglo convincente, o dejará de aparecer al minuto de que Quesada salga por la puerta de la Editorial.

Aunque eso tardará aún bastante en pasar, so impacientes.

domingo, 17 de agosto de 2008

EL MOLESTO VIGÍA (1 de 2)

Lo peor de una idea es no saber qué hacer con ella. El Vigía es una de ellas desde que Paul Jenkins lo creó a principios de siglo. Jenkins fue uno de los autores que Quesada intentó convertir en estrella y que de estrella sólo se quedó con la parte de “fugaz”.

Vigía es, básicamente, Superman, pero mientras que Superman tiene kryptonita, Vigía tiene una doble personalidad malvada llamada el Vacío que se manifiesta como un ser independiente. Un gemelo malvado. Sigh.

Muchos recordaréis la campaña publicitaria de Marvel de Vigía como un personaje creado en los inicios de la Editorial que había quedado olvidado. En la miniserie de Jenkins y Jae Lee el Universo Marvel no recordaba quién era el Vigía, ya que éste, para evitar que su alter ego destruyera el mundo, borró el recuerdo de su existencia de la memoria de todo el mundo, él incluido. (Y el bobo de Peter Parker que no cae en preguntarle en vez de pactar con Mephisto. Cachis)

Pero el subconsciente es puñetero, y el de Vigía más, y los recuerdos afloraron en Robert Reynolds, el otro yo humano de Vigía. Vigía reaparece y todo el mundo recuerda al mayor héroe de todos, más inteligente que Reed Richards, figura paterna de Spiderman, el único capaz de calmar a Hulk,... La repanocha con capa.

Pero, coherentemente, el Vacío también aparece para dar la lata y la solución es... ¡borrarle la memoria a todo el mundo otra vez! Que es lo más lógico del mundo, cierto. Y lo más anticlimático y aburrido. Seis números para quedarte como al principio. Pero funcionó. Nadie recordaba al Vigía. Ni en el Universo Marvel ni en Marvel Comics. Pero, ah, el subconsciente es pertinaz en ambos mundos.

Unos añitos después, y ya con Los Nuevos Vengadores en juego, Vigía reaparece como prisionero voluntario en la superprisión La Balsa, donde se había recluido por haber matado a su mujer. Hasta salía el Paul Jenkins del Universo Marvel, como guionista de un tebeo de El Vigía. Lo que todos pensaban que era una historia de (meta)ficción era el subconsciente puñetero de El Vigía usando a Jenkins como mensajero. Que ya es tener puntería.

Pues ahí que tenemos “de nuevo” en liza al supermegahiperpoderoso Vigía. El Hombre con el Poder de un Millón de Soles en Explosión. O algo así. Una nueva miniserie de Jenkins y John Romita Jr establece su origen como resultado de un suero del supersoldado con esteroides, y, claro, aparece de nuevo como enemigo el jodío Vacío, al que acaba por arrojar al Sol. Lo cual no hace sino agravar los oportunos problemas psicológicos de Vigía. Oportunísimos y aún más convenientes.

Continuará. Mañana.

jueves, 14 de agosto de 2008

LA MEJOR PELÍCULA DE LA HISTORIA DEL CINE. NA MENOS.

Durante unos días El Caballero Oscuro fue la mejor película de la Historia. Ahora es la tercera, tras Cadena Pepetua y El Padrino. Al menos según 228.000 votantes en imdb.com. O 228.000 empleados de Warner. Exagerado además de discutible, aunque se trate de una muy buena película.

A partir de ahora, spoiler a tutiplén. Sólo para los que ya la hayan visto.

POBLADORES DE GOTHAM

La trama de la película es compleja pero no pierde la coherencia. Muchos de los elementos ya nos suenan a los habituales: la concepción del heroísmo, la necesidad de la máscara, la dualidad héroe-villano,... Muy bien, y sin pedanterías.

Todos los personajes tienen su momento (o momentos) de gloria. El reparto es magnífico y nadie desentona, aunque, como destacan en todas partes, el que arrasa es el Joker.

Payaso psicópata, siniestro, con cuchillito, y que utiliza vehículos públicos para sus fechorías, Heath Ledger ha dejado viejuno al Joker de Jack Nicholson. Bueno, las películas de Tim Burton ya están viejunas, aunque nos pese. Lo asombroso de Ledger no es que te deje con los ojos como platos cada vez que aparece, sino que ¡no sobreactúa en el personaje que más pie da a ello! Lo nominarán, seguro. No se lo llevará, imagino.

Christian Bale está bien como el agobiado Bruce Wayne, y además tiene algún momento de playboy que se agradece. También hace un buen Batman, aunque el personaje sale relativamente poco y nunca de manera espectacular o épica. Salvo al final los malos se lo comen, como suele pasar.

Alfred y Lucius Fox, aunque tienen papeles distintos, como guardianes del hogar y de los negocios de Wayne, acaban siendo el mismo personaje, la voz de la conciencia del héroe. A pesar de la reiteración se agradece su presencia. Son grandes.

El Comisario Gordon mejora muchísimo respecto a la película anterior. No sólo no tiene que montarse en el Batmóvil sino que tiene momentos de gran dramatismo. Y hacer que Gary Oldman no sobreactúe tiene mérito.

Tras ver la película entiendo por qué Katie Holmes no repitió en su papel de Rachel Dowes: en el momento de su muerte el público hubiera aplaudido. Por cierto que ni me olí que fuera a morir. Un puntazo. Maggie Gyllenhaal lo hace muy bien, y su personaje no es la típica damisela en apuros. Es lo suficientemente atractiva para entender que Dent y Wayne la deseen pero no tanto que no sea creíble como ayudante de fiscal. Y no bizquea como la otra.

Pero el hallazgo es el Harvey Dent de Aaron Eckhart. La película es la historia de su cambio de fiscal honrado e implacable a asesino vengativo, cambios que se van sucediendo poco a poco: rechaza los métodos ilegales de Batman, luego se acerca a él, miente diciendo que es Batman para engañar al Joker, usa la tortura contra un sicario y acaba loco cuando muere su novia y su mundo se viene abajo. Hasta la iluminación ayuda para mostrar ese cambio. La luz alrededor de Dent se va oscureciendo y la mitad de su cara aparece en sombras. En manos de otros guionistas el cambio se hubiera realizado bruscamente, pasando de bueno a loco en el momento de la desfiguración. Y la película hubiese sido un asco.

LOS PEROS

El guión es soberbio, pero la dirección y el montaje lo estropean. Christopher Nolan no sabe rodar bien las escenas de acción. La primera aparición de Batman es confusa, la persecución del Joker al camión blindado es un lío y mientras acierta al camión con proyectiles pequeños no da ni una con un señor lanzacohetes, y la pelea de Batman con los swat no sólo es más liosa sino que es una tontería: hubiera bastado con que Batman hubiese llamado a Gordon –lo hace durante toda la película- para decirle que los payasos son los rehenes.

Además parece como si el final de muchas escenas hubiese quedado en la sala de montaje, imagino que para no llegar a las dos horas y media de película. Cuando Batman rescata a Rachel el héroe no sube a la terraza para ver lo que hace el Joker. Cuando no lo atropella con la moto y el Joker va a matarlo y Gordon lo salva, no sabes lo que pasa luego. O no te enteras cómo Batman encuentra a Harvey cuando va a torturar al sicario del Joker.

SANTO FINAL

Pero todas estas pegas quedan eclipsadas por uno de los finales más heroicos y épicos que recuerdo. Hubo aplausos en el cine, y con razón. Los Nolan aciertan de pleno mostrando a Batman como un héroe no porque le pega a los malos, sino por su capacidad para el sacrificio.

Grande. Genial.

Peeeero...

Si Batman acepta quedar como responsable de los asesinatos de Dent para limpiar así su nombre y “darle a Gotham el héroe que necesita”, ¿no hay cientos de pruebas forenses en contra? Es más, ¿a nadie le extraña que mate a unos polis corruptos y deje al Joker vivo?
COLOFÓN

El Caballero Oscuro es una muy buena película. Probablemente la mejor de superhéroes que se haya hecho nunca (perdona, Christopher Reeve) y podría marcar un camino similar al que siguió el western, que necesitó a La Diligencia para convertirse en un género plagado de obras magistrales.

Pero no es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera mejor película de la historia. Así que me voy a imdb.com para ponerle un 0, a ver si le bajo un poco la media. XD

lunes, 11 de agosto de 2008

MOMENTAZOS

Son ese instante de la historia que la condensan, que la elevan, que dan sentido al conjunto. Que, sobre todo, te emocionan, y te hacen sentir que el tiempo que has empleado ha merecido la pena. Suelen aparecer al final de la historia, aunque no es obligatorio –Sam tocando el piano en Casablanca-, y ya que estamos hablando de cine, así de pronto se me ocurren Vader confesando su paternidad, Wall-E cogiendo la mano de Eva, la mujer del crucificado Espartaco enseñándole a su hijo, Hannibal Lecter rozando la mano de Clarice, William Wallace gritando ¡Libertaaaaaaaaaaad!!!...

La condición necesaria es que cada vez que veas ese momento te emociones como la primera vez.

El momentazo no tiene por qué ser único. Y los tebeos también los tienen. Se me ocurren mucho, pero si tuviera que escoger uno, sería este:

Todo en Watchmen conduce a este momento, el momento imposible en el que el malo gana. El malo que, como buen malo, piensa que es bueno. El malo cuyo plan ha funcionado de manera lógica contra toda lógica. Y sí, cada vez que releo Watchmen, me emociono.

Queridos míos ¿cuál es vuestro momentazo? EL momentazo. Y si no podéis decidir entre varios, contadlos todos que, como es verano, estamos generosos.

PS: El trailer de Watchmen, que tiene demasiada buena pinta –lo cual suele conducir a la decepción, espero que no-, ha conseguido agotar las existencias del tomo de la serie en las librerías. Y Didio presumiendo de ello...

lunes, 4 de agosto de 2008

INTERFERENCIAS EDITORIALES

Un editor estadounidense tiene que buscar los mejores talentos posibles para los títulos a su cargo y coordinar su trabajo para que los tebeos salgan en su fecha y con la mayor calidad posible. Con ese fin debe aprobar el guión, el dibujo, el color o la rotulación y, en su caso, sugerir los cambios oportunos. El trabajo de un editor es interferir.

Hay maneras y maneras de interferir, y hay editores con muy buena fama y otros bastante intrusivos. También hay autores bastante reacios a los cambios en su trabajo, y ahí empiezan los conflictos, algunos de los cuales suelen ser bastante sonados, llegando hasta a la dimisión del autor de turno.

El editor, al fin y al cabo debe defender el patrimonio de la editorial, que son los personajes, y los autores son efímeros. Y quejosos en muchas ocasiones. Recuerdo aquellos artículos que aparecían en la segunda de Los 4 Fantásticos de Carlos Pacheco y Rafa Marín. Los firmaba Sebastián Santos (el propio Marín, me cuentan) y consistían en una recopilación del montón de ideas que los editores de la serie les habían vetado. Para bien, en algunas ocasiones, me parece a mí. Sea como sea, te leías los tebeos pensando en aquellas historias maravillosas que te habían hurtado. Un poco corta-rollos, la verdad.

Es cierto que el editor detenta mucho poder, y que a veces lo utiliza para conducir el comic en la dirección que él piensa que lo hará mejor y, sobre todo, más vendido, vetando las propuestas de los guionistas si es necesario. Paradoja: contratas a un autor para que te escriba un tebeo pero luego no le dejas que lo escriba como él querría.

Uno de los mejores ejemplos de esta situación fueron los años 90 de las series de mutantes en las que los editores, Bob Harras principalmente, creaban grandes crossovers entre las distintas series que obligaban a los guionistas a interrumpir sus líneas argumentales y a meterse con calzador en el dichoso crossover. Estos editores recuerdan mucho a los productores de Hollywood.

El productor es aquel que tiene/consigue el dinero y el productor ejecutivo es el que decide cómo y en qué gastar el dinero para que la película salga lo mejor posible. Como quien paga, manda, estos productores se ven con el derecho de cambiar el guión a su antojo, aún sin tener ni idea de escritura. Probablemente hayáis visto este hilarante video en el que Kevin Smith cuenta su experiencia con Jon Peters, el productor de los Batman de Tim Burton y del Superman de Bryan Singer. Es muy ilustrativo y te partes el ojete.



Todos estamos de acuerdo en que el nivel de calidad de las series de televisión americanas es mucho mayor que el de las películas. Las series se escriben en equipo, aunque cada guionista realiza el guión final de varios de los capítulos, ejerciendo el resto de productores ejecutivos. Es decir, son los propios guionistas los que “editan” la serie y por lo tanto no hay cambios significativos en los guiones que ha decidido en equipo. Y por eso hay tantas series de calidad.

Las grandes editoriales americanas están usando un sistema muy parecido. En el manifiesto que Tom Breevort escribió sobre Spiderman (Asombroso Spiderman nº 0) proponía exactamente el mismo sistema de trabajo y, de hecho, el equipo de guionistas cuenta con tres guionistas de televisión. Lo cual no significa que sepan escribir tebeos.

Aunque parezca que Joe Quesada y Dan Didio también están imponiendo las grandes líneas argumentales, lo hacen contando con los guionistas, a los que reúnen periódicamente para discutir el futuro de los personajes. A veces, como en el caso de Un Día Más, el editor se impone sobre el criterio del equipo. Otras veces, como en el caso de Cuenta Atrás, lo que se decide se cambia sobre la marcha sin demasiado criterio ni fin.

Porque, claro, ni Quesada ni, sobre todo Didio son como J. J. Abrams, Josh Whedon o un Tim Kring que saben coordinar y rodearse de buenos guionistas. Aunque, por otra parte, Abrams, Whedon y compañía suelen ocuparse de una o dos series a la vez y no de decenas de colecciones.

Creo que las editoriales están aún por dar el método de trabajo colectivo que les permita crear unas líneas argumentales coherentes y de calidad. Quizás sería interesante la figura de un story editor que sólo se ocupara de coordinar a los guionistas. O mejor no, que seguro que se lo encargan a Jeph Loeb.

Arañas gigantes,... Jojojo.